Las empresas españolas se enfrentan en la actualidad a un gran dilema, iniciar la transformación digital o seguir aparcándola sine die. El empresario español cada vez tiene más claro que si quiere permanecer en el mercado debe acometer cambios importantes en su empresa, para evitar enfrentarse a un panorama desfavorable en diez años.
Un estudio de The London School of Economics de 2015 aseguraba que un 40 % de las empresas españolas aún no estaban preparadas para llevar a cabo este proceso.
[pullquote]No todas la empresas están igual de preparadas para adaptarse a la transformación digital, aunque todas saben que es clave para sobrevivir en el mercado [/pullquote]
Las empresas latinoamericanas tampoco cumplen los requisitos. De hecho, un 73 % de las chilenas aún no había iniciado su transformación digital en 2015 y un 45 % de los directivos consultados de Brasil y otros países sudamericanos considera que la transformación digital no es competencia de los gestores de las empresas, según el Informe Centro Global para la Transformación Digital de los Negocios.
Lo que está claro, como comentábamos hace una semanas en el post Transformación digital, una revolución sin fin, es que no todas la empresas están igual de preparadas para adaptarse a los cambios que provoca la entrada en acción de una tecnología disruptiva y aunque todas las empresas saben que la transformación digital es clave para conseguir sobrevivir en un mercado cada vez más competitivo, no todos saben cómo hacerlo. Por eso, para las empresas, acometer la transformación digital ya no es un plus sino un must.
Los clientes: alumnos digitales aventajados
Según el informe Forrester, para el 2020, el 47% de las ventas totales a nivel mundial estarán influenciadas por lo digital, una cifra que nos da una imagen clara de la velocidad a la que se está adaptando el consumidor. Y es que una de las características fundamentales de estos nuevos consumidores es que están convirtiendo el mundo en un mercado global único, al que cualquier empresa tiene que poder aspirar.
No podemos olvidar que, en este nuevo mercado global, los clientes cada vez son más exigentes en lo referido al precio y a la inmediatez.
Por otro lado, el informe señala que las empresas van a otro ritmo. De hecho, solamente el 26% de los ejecutivos encuestados creen que su CEO tiene una visión clara de lo digital, y tan solo 14% cree que los procesos son los adecuados.
En el caso de España, más del 60% de las empresas españolas tienen desarrolladas las principales funciones digitales; el 96% cuenta con página web; un 73% que tiene presencia en las redes sociales y un 56% que ya vende a través de Internet a través de su tienda online.
Empresas que aprueban
En España, algunas grandes empresas han hecho sus deberes. Es el caso de Correos que ha apostado por la inmersión total de su negocio en Internet para alcanzar su gran objetivo estratégico, convertirse en el principal proveedor de servicios de comunicación digital, física y de paquetería de España.
Otras grandes empresas que constituyen ejemplos de transformación digital son El Corte Inglés, que lucha por sacudirse la presión de Amazon en las ventas online; e Inditex, que ha conseguido ser una referencia por aplicar innovaciones como las de la radiofrecuencia a sus inventarios.
[pullquote]Las empresas españolas han iniciado sus procesos de inmersión digital, pero no han acabado de hacerlo en marcha[/pullquote]
En otra onda, se encuentran las firmas españolas que, aun habiendo iniciado todos sus procesos de inmersión digital, no han acabado de hacer efectivos todos sus planes de transformación. Dos casos son muy elocuentes: la banca y las entidades aseguradoras españolas. A ambas les han salido, en el mismo mercado español, competidores más modestos que son digitalmente más eficientes.
A los que aún tienen pendiente la transformación digital, van camino de cumplir sus objetivos o todavía han de rebasar sus pequeñas competencias, solo les queda una opción: ser flexibles y adaptarse a una web 3.0 que, en un futuro más cercano que lejano, será uno de los top 3 e incluso el primer canal de negocio de las firmas comerciales.